lunes, 17 de septiembre de 2012

Compañera

(Compuesta el 12 de enero de 1975)

A principios de 1975, mi ideología había tornado de un hippismo idealista a un izquierdismo utópico y todavía más idealista. Tenía diecinueve años (cercanos a los veinte) y llevaba poco menos de mes y medio con mi primera novia, Rosa Olivia, quien con el paso del tiempo se convertiría en mi esposa y en la madre de mis dos hijos. Ella también simpatizaba con la izquierda y por ese entonces era más seguidora de la música folclórica iberoamericana que del rock o el jazz. Hasta donde recuerdo, le escribí esta canción (la quinta de varias que le hice) en algún momento en que sentí que ella flaqueaba ideológicamente y quise animarla a seguir "en la lucha" (todavía faltaba poco más de un año para que nos afiliáramos al Partido Mexicano de los Trabajadores, el PMT). El mensaje era que no podíamos limitarnos al concepto de pareja, sino que juntos debíamos luchar por la felicidad colectiva, por la justicia social, etcétera. Yo estaba convencido de la inevitabilidad de la revolución y del triunfo final del socialismo, lo cual traería como consecuencia la muerte del capitalismo y la caída del imperialismo yanqui..., etcétera. Era un utópico, ya lo dije. Pero eso sí: sincero y apasionado.
  La grabación es malísima. La hice yo solo -como una prueba en Garage Band- y todo, voces e instrumentaciones, son responsabilidad mía (no se culpe a nadie más). Es un demo malhechón, pero ahí queda como muestra de lo que eran mis canciones en esa época, hace treinta y siete años. Lo sé, parece canción escrita por alguien de #Yo Soy 132. Ni hablar.

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Compañera

¿Qué sucede, compañera, que tu boca no sonríe?
Se te olvida, compañera, para qué tus manos sirven.
Hay quien no tiene alimento ni vestido ni morada.
Se te olvida, compañera, que hay quienes no tienen nada.

¿Qué te pasa, compañera? Que lo tuyo no lo es todo.
Se te olvida, compañera, que tú y yo no estamos solos.
Hay un mundo tan injusto que necesita tus brazos.
Se te olvida, compañera, que el amor es transformarlo.

Compañera, vamos juntos a luchar por lo que es nuestro.
Compañera, somos muchos y aquellos nos tienen miedo.

Yo te amo, compañera, te doy flores y semillas.
Pero escucha, compañera, a ti siempre se te olvida:
que ser dos no es suficiente, que México es un esclavo.
Se te olvida, compañera, que el amor es liberarlo.

Compañera, vamos juntos a luchar por lo que es nuestro.
Compañera, somos muchos y aquellos nos tienen miedo.




Derechos reservados

martes, 11 de septiembre de 2012

Pinochet en el zoológico

(Compuesta el 21 de marzo de 1974)

Cuando el 11 de septiembre de 1973 sobrevino el golpe militar contra el presidente chileno Salvador Allende, el efecto fue traumático, sobre todo para quienes en ese tiempo éramos socialistas convencidos. Yo tenía dieciocho años y ver por televisión aquellas escenas del bombardeo del Palacio de la Moneda de Santiago resultó tristísimo. Allende había venido a México meses antes y fue recibido por el entonces presidente mexicano Luis Echeverría. Creo que fue en Guadalajara, durante una reunión con estudiantes, donde don Salvador pronunció su famosa frase de "ser joven y no ser revolucionario es una contradicción". El hecho es que nos tenía ganados a todos los que profesábamos convicciones de izquierda y su muerte, a manos de la junta militar chilena, comandada por el general Augusto Pinochet, resultó impactante. A muchos nos llenó de odio contra los gorilas o milicos represores, quienes apoyados por el gobierno estadounidense, encabezado por la siniestra dupla Nixon-Kisinger, cometieron una serie de crímenes bárbaros e inenarrables.
  Seis meses después del terrible magnicidio, escribí "Pinochet en el zoológico". Aún no entraba en mi periodo de compositor "latinoamericanista" (aunque faltaba ya poco para ello), pero quise darle un estilo musical emparentado con la música del cono sur. No sé a cuál género pertenezca exactamente, pero sí tiene ese tono folcloroide (Federico Arana dixit).
  La grabación es bastante deficiente y la tomé del cassette que Adolfo Cantú y yo grabamos a mediados de 1974, durante un ensayo del entonces ya dueto Octubre, en la casa de mi gran amigo, en Tlalpan. Fue hecha en una pequeña grabadora casera. Estamos los dos en guitarras y voces. Quise recordarla y subirla al blog, hoy que se cumplen treinta y nueve años de la muerte de Salvador Allende.

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Pinochet en el zoológico

El tío Sam me dio un regalo porque he sido un buen soldado.
Porque maté a un socialista en el Palacio de la Moneda
y todavía tengo fuerzas para acabar con los que quedan.

El tío Sam me dio un regalo porque he sido un buen soldado.
Porque con sangre ensucié todo el suelo chileno,
porque maté y torturé, porque he sido sobrino bueno.

El tío Sam me dio un regalo porque he sido un buen soldado.
Porque voy a terminar con todos los comunistas
y si me quedo solo, Chile será pa los turistas.

El tío Sam me regaló un viaje, por ser obediente me dio hospedaje.
Me invitó a conocer el zoológico de Arkansas
y yo no sé por qué me sentí todo en confianza.

En una jaula había un gorila; se lo pedí, yo lo quería,
para mandarlo de embajador a las Naciones Unidas,
para que vean que el nuevo gobierno está a la moda del día.




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