En 1972, a mis diecisiete años, estaba locamente enamorado
de una niña de quince eneros que respondía al nombre de Irma y que no me tiraba
ni un lazo. Todo sucedía en Tlalpan, en la colonia Toriello Guerra. Ella vivía
en una casa blanca, enfrente del parque Morones, y desde que la conocí, a fines
de 1969, ese lugar se convirtió en punto de reunión primero para cuatro
mozalbetes: mi primo Arturo Espinoza Michel, mi amigo de la primaria y la
secundaria José Luis Gutiérrez Carbonell y un chavo que vivía cerca de ahí
llamado Rogelio y apodado El Chero. Yo era el cuarto mozalbete. Nos reuníamos
todas las tardes en una de las bancas de aquel parque (la más cercana a la casa
de Irma), para platicar y bromear (y yo para tratar de ver a aquella preciosa
niña de piel apiñonada, nariz respingada y piernas prodigiosas). Se nos empezó
a conocer como “los de la banca”.
En poco
tiempo, empezaron a arribar más amigos y llegamos a estar ahí más de veinte,
entre ellos mi primo Gustavo García Arróyave, los Cantú y los Paredes. Para
entonces, ya organizábamos partidos de futbol (contra los temibles chavos de
una zona lumpen conocida como La Jicotera) y con nuestras guitarras dedicábamos
largas horas a tocar y cantar (los que sabíamos tocar y cantar que éramos, básicamente, Federico Cantú, su hermano Adolfo “Bo” Cantú y yo).
Inspirado
por la belleza de Irma (quien solía usar una irresistible minifalda azul) y por
mi absoluto y sufrido enamoramiento, empecé a escribirle
canciones desde 1970 (le haría más de noventa). Una de ellas fue “Dama soñadora”
(mi canción 198, en orden cronológico), misma que no tardamos en poner Fede, Bo
y yo, con las guitarras acústicas y diversas armonías vocales (estábamos muy
influenciados por Crosby, Stills, Nash & Young).
Musicalmente, la definiría como una pieza folkie, tranquila y
melancólica. Llegó a formar parte del repertorio del dueto que inicialmente
tuve con Federico (la tocamos tres o cuatro veces en nuestros recitales de
“Canción debate”, en 1972, en la Casa del Lago de Chapultepec) y luego del trío acústico
Octubre, ya con Adolfo incorporado en pleno.
La
grabación que aquí presento es muy posterior y forma parte de las sesiones en
la casa de Adolfo, en el Desierto de los Leones, en el año 2000. Mi voz era ya
mucho más grave y no suena con el tono que tenía a mis quince años. La grabamos
Bo y yo en guitarras y armonías vocales. La voz principal es la mía.
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Dama soñadora
Dama soñadora, con su falda azul.
Tirada en la alfombra que no flota en la luz.
Dama tan extraña, de mil colores sobrios.
Con su rara maña de hundir a cualquier novio.
Ven a cantar tu canto, mujer.
Ven a soñar conmigo, ven.
Dama soñadora de la casita blanca,
en su cama de flora y en su vida de potranca.
Dama tan hermosa, sólo en mis ojos.
¿Qué hace una rosa frente a mis despojos?
Ven a cantar tu canto, mujer.
Ven a soñar conmigo, ven.
Dama soñadora, con su incierto futuro.
Prende su veladora, así será más seguro.
Dama voladora, montada en su unicornio.
¿Cuánto la valora nacer en Capricornio?
Ven a cantar tu canto, mujer.
Ven a soñar conmigo, ven.
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muy buen trabajo , recuerdos y saludos
ResponderEliminarBo
Una gran abrazo, Bo.
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