La conocí en 1992, aunque me enamoré realmente de ella al
año siguiente. Fue un exasperante y exasperado amor platónico que duraría tres
largos años, en los cuales traté de conquistar sus favores de una y mil maneras
que mucho tienen que ver con el servilismo y la humillación. Se trató pues de
un proceso muy frustrante… y muy poco recomendable para una persona que quiera
considerarse digna y dueña de una autoestima cuando menos aceptable. Pero así
fueron las cosas y así decidí vivirlas, a pesar de su total rechazo a cualquier
cosa que no fuera una mera amistad. Porque amigos sí fuimos (y lo seguimos
siendo, casi veinte años después, ya superados aquellos sentimientos míos). No
puedo revelar su nombre real, pero fue en ella que me inspiré para escribir mi
novela Matar por Ángela.
“Tengo
miedo” refleja los primeros momentos de aquel enamoramiento que llegaría a ser
tan obsesivo como absoluto. Ella supo todo el tiempo lo que yo sentía por su
persona, pero simplemente nunca le gusté para algo más y eso está en la letra
de la canción. Musicalmente tiene un poco de blues, un poco de folk y un poco
de música popular norteamericana de los años veinte o treinta. También hay una
cierta influencia de Donovan. La grabación fue hecha en 1997, en el estudio de Adolfo
Cantú, en Tlalpan, durante una sesión que incluyó dos o tres piezas más, todas
dedicadas a la supuesta Ángela, quien las conoció y a quien de hecho le
gustaron…, pero ni así. La voz principal es la mía, la guitarra de
acompañamiento también. Adolfo le metió un violín medio extraño y una figura
guitarrística requinteada. No es una grabación profesional ni mucho menos, pero
a mi modo de ver se oye bastante bien.
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Tengo miedo
Tienes sin duda lo que siempre he buscado,
lo que he querido, lo que he anhelado.
El aire que tú exhalas es el que yo respiro,
la voz que tú pronuncias acaricia mi oído.
Mis ojos ya no pueden borrar tu reflejo
y sin embargo te veo tan lejos…
que tengo miedo, mucho miedo,
miedo de enamorarme de ti.
Eres la dueña de un tesoro escondido.
Sé dónde lo guardas y ese es mi delirio.
Porque si lo abro sin pedirte permiso,
podría terminar con este frágil hechizo.
Me tienes en tus manos y seguro lo sabes:
con darme la espalda podrías destrozarme.
Y tengo miedo, mucho miedo,
miedo de enamorarme de ti.
Cuando despierto en la mañana,
es tu cara lo primero que veo
y antes de hundirme en el primer sueño,
tu rostro es mi fiel compañero.
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